El hombre mesoamericano como esposo y padre era responsable del bienestar de su familia. Sustentaba a la familia, así como a su gobierno, trabajando duramente y pagando impuestos.
La mujer, como esposa y madre, dedicaba su tiempo y energías a llevar la casa y ocuparse de los hijos.
A las niñas se les enseñaban tareas domésticas, como tejer y cocinar, y los niños acompañaban a sus padres mientras trabajaban.
Los niños recibían educación gratis y los nobles tenían sus propias escuelas.
Vivían en casas sencillas, muchas de ellas de una sola habitacion principal.
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